Bonitas canciones italianas
cantadas por viejas mujeres gordas
en restaurantes de familia
donde no se puede comer
sin que el estómago
vaya y venga
de los gritos del padre
y los actos del hijo
comiendo esos espaguetis Napolitana deliciosos
y las pizzas sin carne
bebiendo el vino tinto bueno y barato
asombrado de la familia al final de la sala
no fijándote en ti y tú sólo fijándote
en ellos.