Entrevista con Esther Bendahan (2005)

Una entrevista no muy reciente que solo se publico en catalan en Avui.





Esther Bendahan nació en Tetuán, Marruecos y emigro a la edad de siete años con su familia a Madrid, ciudad en la que reside desde entonces. Ha publicado tres novelas y ha traducido al libro de Alain Finkelkraut "En Nombre Del Otro". Su tercera novela "Dejalo, ya volveremos" se publicó al principio de este año en Seix Barral y ha sido muy bien acogida por el publico y por la critica. Tardía en publicar, tiene varios manuscritos de novelas y de libros de cuentos, que serán publicados en los próximos años. Es productora del programa de TVE Shalom y ejerce una extensa obra poética que ha sido publicad en revistas. En este encuentro discute con el escritor israelí Moshe Benarroch la perspectiva del judaísmo sefardí y español, entre un pasado lejano, un presente confuso y un futuro incierto, dentro del contexto del judaísmo europeo moderno.


MOIS BENARROCH

M.B.
¿Puedes describir tu última novela "Deshojando Alcachofas"?
¿Qué propone, quiere indagar, resolver, construir tu última novela?”



E.B.
Deshojando alcachofas me permitió crear varios personajes articulados entorno a una historia divertida que pretendía indagar en lo que significa la casa y la búsqueda del otro. Hay varios personajes femeninos y aunque pueda parecer una novela de mujeres -no sé porque cuando hay mujeres protagonistas se habla de novela de mujeres mientras que cuando hay un hombre es literatura simplemente- hay también varios hombres que hablan en primera persona que se convierten un tiempo en protagonistas del relato. Me interesaba el cómo se puede trascender desde lo cotidiano, desde lo superficial y simple; para cambiar no hay que sufrir una gran tragedia ni actuar en una novela de grandes significados, las trasformaciones pueden venir de un paseo o una mirada en la calle. La enfermedad, la muerte, la herida se producen en nuestras ciudades, a nuestro lado cada día, y no necesitan de grandes escenarios







M.B.
Crees que la vida cotidiana es la mejor trama de la novela?


E.B.
Deshojando alcachofas quiere ser una novela mestiza, en la que la vida cotidiana de los personajes, cada día tienen en su interior un fuerza regenadora, es el deseo de crearse de poseer una identidad, está la mujer sefardí, pero que tiene una vida actual, es judía, mujer y pintora; otra protagonista es la dominicana que tiene un sueño, y poseer un sueño es ya en sí mismo una cuenta bancaria. Están las casas, cada personaje tiene una imaginaria o real, la casa como el lugar donde refugiarse, el lugar de lo íntimo ubicado en lo exterior. Porque aunque pertenezcamos con letras mayúsculas a un país, somos la casa y cada día, eso es lo que no da existencia.


M.B.
Has publicado dos novelas, la primera co-autorada con Ester Benari, Soñar con Hispania, y la segunda es Deshojando Alcachofas. Las dos son sobre el judaísmo español. Pero no puede uno imaginar dos novelas más opuestas. En la primera hablas de raíces, de las raíces sefardíes, y en la segunda describes una comunidad judía sin raíces, que vive una vida materialista sin pensar nada en sus raíces. ¿Crees que el judaísmo modernos se ve como parte de una historia de hace 500 años?



E.B
“El judío ha estado en el origen de un doble interrogante: el suyo y el del otro” dice Edmond Jabes, un autor que tanto tu como yo admiramos, autor que nos aporta nuevos significados. ¿Existe realmente un judaísmo moderno español? La cuestión es qué futuro estamos provocando. Si existe futuro de ese judaísmo moderno que está por supuesto ligado al pasado. Pero no sólo al de hace 500años. Sucedieron muchos lugares y espacios después. Desgraciadamente es mas fácil amar en pasado a los judíos que en presente. En España se liga a los judío con ese lugar del que fuimos expulsados hace quinientos años y que en tu novela Lucena expresas como una especie de tiempo en vacío, un tiempo en suspenso. En el pasado europeo, español, existe lo judío como idea ajena y fantasmal. Eso en cuanto a los otros, en cuanto al nosotros, creo que en España aún no hay un judaísmo moderno, hay eso sí judíos, pero mientras que no haya cultura, mientras no se genere un pensamiento nuevo judío español, no se puede hablar de judaísmo moderno, sí de comunidades, que en ocasiones funcionan como entidades sociales Y que porqué no, tal vez podríamos plantear también, reivindicar la nacionalidad española sefardí. Una autonomía sin territorio.



M.B.
Pero no sólo el judaísmo español está en juego, sino todo el judaísmo europeo. En 1939 había en Europa 12 millones de judíos, hoy hay menos de 2 millones. Muchas comunidades desparecieron y me da la impresión que en Francia misma se ha creado o se está creando la excusa de un nuevo éxodo, gracias al viejo antisemitismo, el sionismo y el antisionismo, la asimilación y la emigracion musulmana.
Has traducido el libro de Alain Finkelkraute "En Nombre del Otro" (Seix Barral, 2005). ¿No crees que más bien el judaísmo europeo está en vía de extinción?


E.B
Yo diría que mas que en vías de extinción, está en vías de transformación, por otro lado también Europa lo está, como lo están las distintas identidades europeas y españolas. No podemos seguir definiéndonos explicándonos con ideas del siglo XIX. Estamos ante movimientos integradores a la vez que diferenciadores, dos energías aparentemente contradictorias pero que son la base de la formación europea. El judaísmo forma parte de ese encuentro. Israel plantea a la diáspora un nuevo modelo de existencia, pero la diáspora tiene también características que pueden enriquecer a Israel. Esta situación delante de los miles de años de existencia del pueblo judío es muy nueva, y espero que podamos afrontarla creativamente.




M.B.

Uno de los personajes en "Deshojando Alcachofas" dice, refiriéndose a la sociedad española, "somos iguales", eso me recuerda a la novela de Ruth Knafo setton "The Road To Fez" en la que el padre de la narradora, dice, cuando emigra de Marruecos a Pensilvania en EE.UU., que es un católico de Francia. Pero uno es judío de Francia, pero nunca católico de Francia, sólo francés. Tal vez solo el que es diferente dice que es como todos.


E.B.
Creo como Valery que un hombre moderno, vive con una gran cantidad de contrarios instalados en la penumbra de su pensamiento. Y sin embargo nunca hemos estado tan presionados como ahora por la necesidad de una identidad común, de igualarnos y pertenecer. Efectivamente cuando se es la mayoría simplemente se es, se existe sin necesidad de demostrase nada, mientras que pertenecer a un grupo o nación que no es la del todo, la de los otros, requiere un enorme esfuerzo personal de búsqueda; por un lado se quiere identificar lo peculiar, fijar la diferencia; y por otro, señalar y edificar la igualdad. Un tensión compleja que en ocasiones puede aniquilar en el intento la misma identidad, falsificarla o negarla, porque se puede incluso entender como una agresión en nombre de los demás querer mantener fastidiosamente lo peculiar. Pero no debemos dejar que lo mayoritario mate el gesto de lo peculiar, sería como hacernos todos cirugía estética en el rostro, perderlo. Conseguir ese equilibrio entre lo pequeño y lo grande es el reto, hay que buscar leyes que lo permitan y actitudes abiertas, el catalán debía ser una opción en todas las escuelas españolas, porque enriquece a nuestros estudiantes, como ser bilingüe en cataluña. Conocer lo otro, lo acerca.





M.B.

Tal vez en su visión del otro, el europeo está sólo dispuesto a aceptar su asimilación. Está dispuesto a aceptar su igualdad pero no su diferencia. Especialmente cuando se refiere al judío. No veo que tiene que molestar que el judía coma una comida diferente. Pero por alguna razón es una cosa que molesta mucho en Europa y no en EE.UU.


E.B
Mas que molestar sorprende y no se entiende. Hay una parte importante de europeas que mantienen que la independencia religiosa, que el hombre moderno debe desligarse de las creencias y asimilarse al estado laico, mantener normas alimenticias, creencias religiosas se ve como una disminución de la inteligencia, frente a esto hay que decir que no existe el estado laico europeo en el sentido de negar una base religiosa, en Europa el cristianismo está en la misma base de una creencia que permanece en la misma genética del pensamiento europeo, así que no es necesario reivindicarlo porque está siempre ahí, así que individualmente se puede prescindir de esa necesidad de arraigo que dan las creencias. En el caso judío hay muchas maneras de serlo y ninguna de ellas está en contradicción con la libertad ni con Europa, de ahí parten Mendelson y Herman Cohen. Como dice Magris el estado laico no es exactamente el que no cree, pero sí el que es abierto a los otros. Por mi parte comparto mesa habitualmente con amigos amantes del buen jamón, que yo no como, pero sí compartimos la tortilla de patatas, bien es verdad que yo debía tener ración doble, pero ese es otro tema.







M.B.
Naciste en Tetuán. Y la comunidad judía tetuaní es una comunidad sefardita muy especial. Conservo siempre la lengua español, y es la comunidad mas cercana geográficamente a España: En realidad tu familia ha hablado el español desde que este existe, mil años o más. ¿Cómo vives como escritora esa peculiaridad?


E.B.



Lo vivo con extrañeza, porque aunque mi idioma siempre ha sido el español, es a la vez una lengua que tengo que conquistar. Mi formación inicial en la escuela era francesa, y el español era el idioma familiar, pero su estructura gramatical, sus palabras estaban repletas de un giro muy especial que se daba en estas comunidades. Hay palabras que no utilizo en mi escritura o al hablar porque creo que tiene connotaciones muy antiguas, me suenan a nuestro viejo barrio, a la judería de Tetuán, y luego de repente me sorprendo oyéndolas en una conversación o encontrándolas en un libro. Por ejemplo la palabra Atestado, nunca diría atestado de gente, porque me suena a jaquetía, esa lengua mezcla de español, hebreo y árabe que hablábamos. Mi español funciona a dos niveles, como si conviviera con dos lenguas similares pero con almas diferentes. Por cierto un amigo escritor, me acaba de contar que encontró en el quijote una expresión que solemos decir habitualmente, sanito y bueno. Y una expresión que me encanta oir, Cuanti mas, pues tambien se dice aún y está en el quijote.





M.B.

Tu respuesta me sorprende. Entonces llegaste de niña a Madrid, tu lengua materna era el castellano, pero sin embargo el Francés se sobrepone sobre el castellano y tienes que conquistar a tu lengua. ¿Alguna vez escribiste o pensaste en escribir en Francés?



E.B


El francés es el idioma que se hablaba en la escuela. Pero vine de muy pequeña a España, supongo que lo utilicé siempre de excusa para justificar mis despistes con la lengua, lo cierto es que hay giros lingüísticos y cierta estructura gramatical algo diferente que heredamos de una manera especial de construir las frases.





M.B.

¿Se puede ser judía y española?





E.B.



Si no se pudiese deberíamos de preguntarnos entonces que falla en lo español. Lo español debería ser tan amplio como para incluir distintas maneras de pensar el mundo, de creer o sentir; es mas precisamente lo español mantiene en el fondo de su historia esa identidad acallada y hoy se enfrenta a otras muchas identidades que debe incluir en ese ente abstracto que es el de ser español. Por otro lado dentro del judaísmo no hay nada que excluya o impida la pertenencia a un país cualquiera. Y lo digo aun sin saber exactamente ni lo que es ser judío o ser español. Pero lo único que tengo claro es que es así como me definiría si alguien me lo pidiera. Aunque prefiero que no me lo pidan.





M.B.
Creo que eres la primera escritora española que describe al judaísmo español de hoy. Describes más bien a las mujeres judías. ¿Es una responsabilidad? ¿Existe una comunidad judía?


E.B.
No sé si soy la primera, quiero eso sí, escribir sobre lo que conozco y siento, por eso los materiales con los que cuento es ese cruce peculiar de realidades. La escritura es siempre una responsabilidad, se crea un mundo, se forma con palabras y la palabra tiene un poder generador y creador. Sí existe una comunidad judía, lo que no sé si tiene futuro de la manera que está concebida hoy.






M.B.

El judaísmo español, que hasta hace menos de diez años contaba con menos de 15,000 personas, se está agrandando con inmigrantes judíos de Sudamérica. Hoy se habla de un comunidad de 40,000 judíos, o tal vez más. Muchos de estos judíos son los descendientes de tetuaníes que emigraron a Venezuela, otros son judíos Europa de Este. ¿Cómo influencia todo esto en el judaísmo actual?




E.B
Dentro del judaísmo actual se está llegando a una polarización excesiva. Quiero reivindicar esa manera de pensar lo judío, de vivir lo religiosos que se tenía precisamente en esas comunidades judías del Norte de Marruecos. Lo religiosos no era excluyente, no impedía el encuentro con las opciones laicas, era en realidad una especie de continuo sin fractura. Hoy se ha radicalizado y eso es enormemente peligroso. La lección que aprendimos en esas comunidades es un enorme respeto. Para el religioso era tan importante no comer alimentos prohibidos como no hablar mal del otro o humillarle por su opción de vida. Esa es un buen principio que no hay que olvidar.




M.B.

¿Entonces te sientes judía, española, marroquí, sefardí, o todas esas cosas a la vez?


E.B
Pues como dije antes de alguna manera, eso y mas a la vez, por otro lado en eso consiste la modernidad. Y es lo que hay que tener en cuenta a la hora de entender las identidades europeas.



M.B.

¿Nos podrías hablar de tu próxima novela, que ya está en vía de publicación?



Mi próxima novela trata precisamente de la historia de una familia que deja Tetuán, se rompe y llega a Madrid para crear una nueva vida. Se cuenta a través de los ojos de una niña, Reina, una mirada inocente, asustada, que va descubriendo los secretos familiares, los odios y amores, la historia y deserciones. La cárcel del padre y el exilio son los dos momentos en los que Reina tiene que mirar de frente para reflexionar y llegar a un pensamiento que interprete la realidad nueva que ve. El exilio es una de los temas junto a la infancia, la necesidad de entender un mundo para el que no se tienen claves de interpretación. Pero también otro tema es la mentira. Reina sufre del pensamiento mágico, de angustia ante la noche, ante sus propios pensamientos que no sabe controlar. Trata del mundo de las sombras de la infancia, de la salida del paraíso que supone crecer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Querido amigo, he recalado aqui por casualidad. Soy de Tetuan, naci en 1957 y me fui de alli con dirección a Mérida y despues a Valencia, donde resido, deje Tetuan con 10 años y con ello mi infancia pero los recuerdos permanecen inalterables. Este verano tengo pensado volver por primera vez desde entonces, hace ya 41 años, iré a visitar la tumba de mi abuelo, que como tantas cosas siguen alli. Mi familia y yo tuvimos amistad con Samuel Serfaty Israel, tambien vivia en Valencia y fue Presidente de la Comunidad israelita de Valencia. Falleció hace unos años, no se si lo conocerias. En fin, le envio mis mejores deseos. Carlos Rodriguez Hurtado.