Llaves de Tetuán 2

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- ¿Y como será allí mama?
- Toda la gente será como tu, judía, nadie te tirara piedras.
- ¿Y en que idioma hablaran?
- Hablaran en hebreo, no el hebreo bíblico, sino el que aprendes los viernes con Monsieur Cohen, el hebreo hablado, el hebreo de cada día.
- ¿Y los estudios?
- también se impartirán en hebreo, ya veras lo aprenderás muy rápido, y serás un buen alumno, como aquí.
- ¿Cuando viajaremos, antes o después de mi Bar-Mitzva?
- Dentro de poco, tú decidirás si quieres hacer el Bar-Mitzva antes o después de viajar.
- Antes, con todos mis amigos, será la fiesta de despedida de todos, pero ellos no lo saben, pues es un secreto, una fiesta de despedida secreta.
- Bueno, será como quieras, ya veremos dentro de dos meses.
- Mama, tengo miedo, tengo miedo de ir allá
- Es nuestra tierra, hijo mío, será un poco difícil pero allí estarás mejor que aquí.





















TETUAN
1860




Espera, espera no te vayas todavía, es verdad que estoy cansado, pero mañana a lo mejor no estaré cansado ni estaré en vida, ya lo sabes, Mimon, a mi edad no sabe uno si se despertará al día siguiente, a pesar de que mi abuelo y bisabuelo pasaron la centena, así como la madre de mi abuela, que me contó incluso del invierno antes en que llegasen los españoles en 1860 y de como esperaba el día en que retornase a Sevilla. Mira, me dijo mira esta es la llave de nuestra casa que nos trajimos de la judería, del barrio de los judíos, incluso me describió la casa, y de eso yo ya no me acuerdo, por eso te pido que lo apuntes todo, te crees que te acordaras pero al final te olvidas de las cosas más importantes. Mira estamos en Tetuán, que es el lugar más cercano a España en el que se asentaron los judíos, estos por lo visto fueron los más optimistas de todos los expulsados, y en 1492 enseguida después de la Expulsión se creo esta ciudad, estamos a fin de cuentas a 20 kilómetros de Ceuta, a treinta de Algeciras, y a unos cuantos más de Sevilla, nuestra ciudad, y ahora ya ves lo que esta pasando, estamos retornando a España. Toda la familia Benzaquen y la familia Azulay están de vuelta en Málaga, los Botbol en Madrid, así como la mayoría de los Hatchuel y Benatar, simplemente estamos retornando a España, ya que es nuestra tierra, no lo olvides, no lo olvides nunca allí corre nuestra sangre, la madre de mi abuela, Sultana Toledano, me contó que su familia no se creyó para nada el cuento de Shabtai Tzvi, y antes de que llegue el Mesías, y de llegar a Jerusalén llegaremos a España, pero hubo gente en Tetuán que creyó en esas historias, y en ese falso profeta más grande que todos los rabinos y místicos juntos. Y así durante el invierno de 1860 llegaron los españoles, y nosotros claro esta hablábamos con ellos en jaquetilla, estaban sorprendidos, de ver un barrio entero, la judería cerrada de Tetuán, hablando con ellos el castellano de hace trescientos años, nosotros aquí los estábamos esperando, ellos no nos esperaron, hubo quien quiso convertirnos, tratando de convencernos por medio de dinero y promesas consiguiendo algún éxito, hubieron quienes eran antisemitas por tradición, ya que nunca antes en su vida habían visto un judío, pero todo esto paso como si nada, ya que eran muy parecidos a nosotros, incluso físicamente, me acuerdo que sentía como si fuesen familiares nuestros, sus facciones, incluso sus narices judías, si es que existe tal cosa, y desde entonces me digo que todos los españoles son descendientes de los judíos, en todos, o en casi todos corre sangre judía, y en especial en los más ricos, ya que estaban muy cerca de los cristianos y la nobleza, y ese invierno, hijo mío, cayo nieve en Tetuán, el día que entraron los españoles nevó, algo extraordinario, en toda mi vida solamente nevó dos veces aquí, y precisamente en ese año, y me acuerdo de un soldado sentado a mi lado en las escaleras de mi casa, que me parecía entonces hablaba un castellano muy raro, a pesar de que entendía cada palabra, y me dijo que hablaba conmigo porque era un niño, y que solamente a los niños se les pueden contar ciertas cosas, ya que nadie me creería, y desde entonces no se le he contado a nadie, es mi secreto, y eso fue lo que me dijo:

"yo soy judío, mis padres siempre me dijeron que somos judíos, pero que no se lo contemos a nadie, por fin se lo puedo decir a alguien, tenía tanta necesidad de decírselo a alguien, incluso a un niño como tú que apenas entiende mi idioma, judío, dijo y repitió, judío, mi madre enciende velas todos los viernes al atardecer y las apaga enseguida para que no la delaten, pero las enciende delante de los niños, segura que el secreto trascenderá de esa manera, y en nuestro pueblo existen ciertas contraseñas para reconocer a las familias y casarnos entre nosotros, a lo mejor todos lo saben ya y a lo mejor nadie esta enterado de nada todavía, pero esas son las cosas de las que esta prohibido hablar".

Y allí me abrazo, fuertemente entre sus brazos, mientras los copos de nieve caían entre nosotros, estaba completamente aturdido, y no pude reaccionar, y claro esta con el frío llegaron las enfermedades, y la miseria, se que te parecerá raro, hijo mío, pero todo ese tiempo no había lo que comer, años de miseria, y a veces por si no era bastante llegaba una plaga de cólera, y las comunidades vecinas de Argelia y Europa se organizaban para
ayudarnos, pero lo que más nos sorprendió a todos fue la ayuda material que nos prestaron los cristianos de Burgos, y de otras ciudades de España, era claramente un gesto de ayuda o de misericordia, difícil es saberlo, pero seguramente que algo de judíos tenían en su sangre, o a lo mejor estaban tan sorprendidos de que hablásemos castellano, que se identificaban con nosotros, lastima, que entonces se quedaron solamente dos años, querían solamente que el Sultán les devolviese una deuda, y cuando lo consiguieron se volvieron a Ceuta, pero durante esos dos años hubieron ya unos cuantos judíos que emigraron a Melilla, a Ceuta y también a Gibraltar, retornaron a su tierra añorada y deseada, hasta que volvieron con Franco hace treinta años y desde entonces están aquí, pero cuando salgan nosotros volveremos con ellos a España, a nuestra casa de Sevilla, llévame contigo a Sevilla, a mí casa, pero donde esta mi casa, de donde me exilio, de Jerusalén de Sevilla, de Tetuán, como puedo ser un exiliado de España si no nací allí, ni mi padre ni mi abuelo tampoco, cómo puedes ser un exiliado, exiliado en cualquier lugar, mi casa es mi exilio, los años no calman el dolor, hijo mío, ya veras, serás siempre un exiliado, exiliado de tu exilio, ya que en España también fuimos exiliados, también allí añorábamos a Jerusalén, y también desde aquí, a pesar que a nuestra ciudad la llaman desde hace tiempo " la Jerusalén chiquita", también aquí estamos llenos de nostalgia de ese lugar que sea Sevilla, Jerusalén y Tetuán a la vez, y a lo mejor en ese lugar, también nevara y llegara un soldado para decirme que es judío, para decirme que es un pariente mío, el paraíso, este paraíso, a lo mejor me estoy ya acercando a el, y en el encontrare a Sultana Toledano, y me abrazara y me dará la verdadera llave de mi casa, la casa de la que no hay añoranza.

Y ahora me voy ya a dormir...





Llaves de TetuánExtractos de novela, publicada en hebreo en 1999. Traducción de Marcos Barel

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